Mi Historia

UN INTRÉPIDO VIAJERO

Eduardo Garza, un productor de habilidad y pasión excepcionales, elabora exquisitas Cariñenas y Garnachas de viñas viejas en la región de Priorat, España. Sin embargo, su notable viaje se origina en Guatemala.

Criado en la pintoresca finca cafetera de su familia, ubicada en una ladera de montaña de Esquipulas, Chiquimula, los años formativos de Eduardo estuvieron impregnados en el arte de cultivar bebidas únicas y excepcionales de origen único. Inmerso en este mundo, desarrolló desde temprana edad una apreciación por los matices intrincados y los sabores que se pueden extraer de la tierra.

A través de sus experiencias en la industria del café, Eduardo adquirió una comprensión profunda de la importancia de prácticas agrícolas sostenibles y a largo plazo. Presenció de primera mano el delicado equilibrio requerido para cultivar en terrenos remotos de gran altitud y pendiente, donde cada paso del proceso agrícola exige una atención meticulosa y un trabajo manual laborioso.

Esta conexión arraigada con la tierra y su dedicación inquebrantable a los principios agrícolas sostenibles sirvieron como fuerza orientadora detrás de la decisión de Eduardo de dedicarse a la vinificación en el ilustre terroir de Priorat. Basándose en su experiencia en prácticas agrícolas y su amor por los sabores únicos de la Cariñena y Garnacha de viñas viejas, se propuso crear vinos de clase mundial que cautivarían los sentidos y honrarían la esencia de la tierra.

La historia de Eduardo Garza es un testimonio del poder transformador de la pasión y el profundo impacto que las diversas raíces culturales pueden tener en el mundo de la vinificación. Con cada botella de su meticulosamente elaboración, muestra el rico tapiz de sus raíces guatemaltecas, entrelazándolas armoniosamente con el terroir de Priorat, España, y dejando una huella indeleble en el escenario vinícola global.

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Obsesivamente comprometido con la calidad

En su búsqueda de elaborar vinos excepcionales, Eduardo Garza cuida de cuatro encantadoras parcelas de viñedos ubicadas en las laderas de Gratallops, Bellmunt del Priorat y Torroja del Prioral. Cada una de estas ubicaciones tiene su propio microclima y composición de suelo única, agregando profundidad y complejidad a las uvas cultivadas allí. Unido a las tradiciones de la región, los métodos agrícolas propios siguen estando íntimamente conectados con la tierra, con un toque de encanto del viejo mundo. Para ayudarlo en este proceso laborioso, él cuenta con la ayuda de mulas y mucha mano humana.

La edad de las vides abarcan un amplio rango, algunas con tan solo 20 años y otras con más de 80 años. Esta diversidad aporta riqueza y variedad de sabores a sus vinos, ya que cada vid contribuye con su propio carácter distintivo a la mezcla final . El profundo respeto por la tierra y sus ritmos naturales se refleja en su cuidadoso cultivo de estos viñedos extraordinarios.

Cuando se trata de la elaboración de vinos, Eduardo Garza sigue un enfoque de mínima intervención en la bodega. Él cree en permitir que las uvas se expresen plenamente, con una interferencia correcta por parte del ser humano. Este toque delicado asegura que los vinos encarnen la verdadera esencia del terroir de Priorat y las características únicas de las uvas de viñas viejas.

El estilo de elaboración de vinos se puede describir mejor como elegante y sofisticado. En lugar de abrumar con taninos pesados o influencias prominentes de roble, se esfuerza por resaltar la acidez natural y las vibrantes características frutales de las uvas. Este enfoque crea vinos armoniosos, equilibrados y verdaderamente reflejos del terroir.